10 de abril de 2006

Semana Santa en Sevilla, danza de los sentidos


Sevilla, capital de Andalucía, en el esplendor de su primavera hace gala de la semana grande. Algunos expresarán su fervor religioso y una gran mayoría gozará del arte barroco puesto en escena en las calles de la ciudad de cerca de dos millones de habitantes.
La Semana Santa en Sevilla está lejos de ser la de las ciudades y pueblos de Castilla que ahondan en el dolor y el desagarro. En la tierra de grandes cantaores reina la espontaneidad sin que por ello dejen el carácter ceremonial que imponen los rituales.
Las diferentes formas de conmemorar, dejan implícita las diferencias que manifiestan los pueblos al expresar sus sentimiento. No obstante, en un sitio y en otro, la iglesia católica se está vaciando de contenido.
“Las masas”, los hombres y mujeres creyentes que necesitó convocar la iglesia después de la Reforma, hoy se alejan del conservadurismo, la ortodoxia y pensamiento medieval de Roma. Las solas declaraciones del Papa sobre sexo (relaciones de pareja, matrimonio de homosexuales, preservativos, aborto) provocan escozor con los cambios logrados tras largas batallas.
Nos informa la Fundación Santa María, que en sólo diez años, el número de jóvenes españoles que se declara católico ha bajado del 77% a 49%, además dice el estudio que la iglesia católica es la institución que más desconfianza despierta entre los jóvenes.
La iglesia católica, enfrentada a la reforma propuesta por Lutero apoyó en forma decidida en el concilio de Trento (Convocado en 1559 por Paulo III y en 1562 por Pio IV), con todas las manifestaciones exteriores de religiosidad, entre ellas los actos procesionales fuera de los templos como un arma en contra de las ideas reformistas, no dice Mario perafán en Apuntes históricos sobre las procesiones de la Semana Santa de Popayán (Colombia).
Es imposible no emocionarse ante el paso de un cristo que desde un palio muestra el dolor que un artista nos transmite; ante una virgen que vestida con finos bordados se mece sensualmente por el vaivén de los costaleros; o ante los arreglos florales o los exquisitos olores a incienso en la ciudad de Francisco de Zurbarán.
Es imposible no emocionarse con la música salida del corazón de los músicos que aprisionan instrumentos de viento o percusión y al lado, un sevillano o una sevillana diciendo: Esta es la del Silencio, la de la Macarena, la Esperanza…
Es una danza de los sentidos tras una puesta en escena o tras el fervor de los penitentes de las múltiples cofradías que no por ello dejan de ser poderosas o estar cargadas de connotaciones políticas.

No hay comentarios: