24 de diciembre de 2007

Las Trece Rosas… ROJAS son

Cuando vas al cine a ver una película así, vas sabiendo que no contaran todo, que estará dulcificado, descafeinado, “light”, como tantas cosas de nuestra vida cotidiana, pero acudes con la esperanza de que se abra una pequeña brecha en el muro de silencio de nuestra propia historia. Una vez más el resultado es decepcionante, una nueva traición a la historia.


G@lileo
Lo primero, doce de la Trece Rosas Rojas eran todas militantes de la JSU, comprometidas con el partido y con su manera de ver la vida como mujeres trabajadoras y luchadoras que eran, hasta el punto de mantener su militancia en la clandestinidad para intentar reconstruir la organización, en medio de la ansiedad de sangre de los fascistas victoriosos, la única no militante de la JSU Blanca Brisac, tenía relaciones con el PCE a través de su marido Enrique García Maza (“Agudo” fusilado en la misma madrugada del 5 de Agosto) que participaba en reuniones y actividades con otros comunistas músicos y miembros del Sindicato de Profesores de Orquesta. Las “Trece” eran inocentes por igual, pero tenían la dignidad y el coraje de seguir luchando por lo que creían. Que quede claro que fue el ansia de venganza de los fascistas lo que las llevo al paredón, en la película parece otra cosa .
Las detenciones de la época tenían otras formas, desde la entrada en los hogares al traslado y los interrogatorios en comisaría… hace falta tener coraje para llevar al cine la tortura, la realidad de los interrogatorios, como lo hizo Pilar Miro en “El Crimen de Cuenca”. Es la puesta en escena de la cruel realidad, no de la lágrima fácil, sino del sufrimiento y agonía que se vivía en las detenciones de la posguerra. La tortura y la muerte eran la verdad de todos los días.
La cárcel de Ventas no era un centro social ni un balneario para pasar las vacaciones, era un infierno organizado, un gran centro de hacinamiento, de malos tratos, de “paseos”, como lo fueron todos los centros de internamiento del régimen, el agua era escasa, partos sin asistencia médica, la alimentación casi nula y la higiene desconocida. En las cárceles se buscaba la humillación de los vencidos, la limpieza política. Ventas, concebida para recibir un máximo de 500 reclusas, llego a albergar a más de 4000 presas. ¿En que parte de la película aparece esto? ¿Por qué se han vuelto a olvidar de todas estas circunstancias?
La película da un giro de 360º a la cruel realidad y nos enseña a trece alegres jóvenes, jugando y cantando en la cárcel para matar el tiempo, como si estuvieran pasando un fin de semana en unas convivencias de la época. La directora de la cárcel y monja teresiana Carmen Castro, ni siquiera tramitó la solicitud de conmutación de la pena capital para las condenadas y sin embargo nos la “pintan” como una buena mujer que se preocupaba por sus presas.
La sentencia se conoció el 3 de agosto y hasta el 13, ocho días después del fusilamiento, no llegaron las peticiones de clemencia al cuartel general de Franco, que se limitó a anotar en sus márgenes la E de «enterado». Las “Trece Rosas Rojas” salieron de la prisión con las cabezas rapadas y vestidos andrajosos. Fueron fusiladas y rematadas con 68 tiros de gracia . No salieron bien vestidas, ni con su pelo al viento y no hubo en la puerta lágrimas, ni de la directora de la prisión, ni de las carceleras “Hijas del Buen Pastor”. ¿Dónde quedaron estos detalles? ¿Por qué nos han vuelto a cambiar la historia de este País?, será que la historia real que vivimos en la postguerra franquista no vende entradas de cine. Está claro que una película no es un documental de historia, que el guión se adorna con ocurrencias narrativas ¿pero es necesario ocultar y hasta tergiversar la base de la historia?
Esperado estreno para muchos y desconcertante para incontables más. Estamos acostumbrados a ver verdades a medias o simplemente falseadas sobre los temas de nuestra Guerra Civil o de la II República. El hecho de que a un director de cine se le ocurriera poner en pantalla la historia de “Las trece Rosas Rojas” nos abrió a algunos la esperanza de poder ver de forma digna un trozo de nuestra reciente historia, pero esta película solo nos ha ofrecido indignación y vergüenza de una historia tergiversada y falsa, donde según palabras de su director: “A los malos les he tratado con demasiada benevolencia si nos atenemos a lo que ocurrió en realidad. Pero lo he hecho a propósito, para evitar que los sentimientos del público sean de odio hacia ellos. Más bien prefiero que sientan compasión hacia los otros”. “Seguro que algún superviviente, cuando la vea, pensará aquello de "ojala hubiera sido así". Tendremos que seguir esperando a ver en la gran pantalla películas que recojan nuestro pasado de forma veraz, donde se haga justicia a nuestra historia, como seguimos esperando la anulación de todas las sentencias del franquismo, la apertura de fosas… la condena total y sin paliativos del golpe militar y dictadura de Franco.
Y sin olvidar que: “En la madrugada del 5 de agosto de 1939, junto a la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid, fueron fusilados los 56 miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas, entre los que se encontraban las Trece Rosas Rojas”
“Que mi nombre no se borre de la historia”