24 de diciembre de 2008

Oscar William Calvo habló para el país

Apartes. Con motivo de un aniversario más de su asesinato.

Fabiola Calvo

Oscar William Calvo Ocampo, un hombre,
un rumbero, un hijo y hermano, un político,
un soñador, un amigo, un padre, un joven que
dijo como joven lo que pensó. Con él, Colombia
tiene una deuda histórica.

Nunca le llamamos Oscar, ni Oscar William, siempre, para toda nuestra familia fue William. Luego en la vida pública, sus amigos y amigas salvo los de la infancia y juventud en Cartago, le llamaron Oscar, así Oscar a secas, un nombre con sonoridad, contundente, el nombre de un libra que mostró a Colombia en su corta vida pública, su faceta política, diplomática y soñadora, además del perfeccionismo que lo llevó a la entrega de lo que más deseaba.
Oscar William no fue un nombre que saliese de los tantos libros de Vargas Vila que leyera mamá y de los otros tantos que llevaba el viejo a casa. No, el nombre fue propuesto por las vecinas que lo llevaban y traían en brazos lejos de saber los acontecimientos 32 años después.
Fue la vida de William corta e intensa, inmersa en el momento que le correspondió vivir: Una familia acorde con las normas católicas aunque no fervorosa practicante; estable, padre trabajador y madre dedicada a sus hijos. Un país que vivía una cruda violencia en el campo y que registraban los medios en esa prensa escrita que papá llevaba cada noche a casa y unos muertos que traía día a día el rio La Vieja en nuestro pequeño pueblo de 30 mil habitantes.
Claro que esa violencia no quedó impresa en los primeros cuatro años de vida de William en Pereira, ciudad que siempre tendría asociada al tetero que mamó hasta esa edad y que escondía cuando mamá nos permitía sentarnos en el portón de la casa para ver salir a los niño y niñas del colegio o ver regresar a nuestros hermanos y hermana de sus estudios; asociada a a los juegos con una pelota detrás de nuestra casa en la calle 27 con 8; al carro con balineras que construían nuestros hermanos Héctor y Jairo para bajar rodando por la cuesta.
Un día cualquiera nos trasladamos a Cartago, llegamos a una casa grande, sin más muebles que los indispensables, ubicada al lado de la carrilera. Nos decían los vecinos que por allí pasaba todas las noches un tren fantasma, con hombres que ya habían muerto. Nos desvelamos muchas veces esperando que pasara pero nunca lo vimos pero si escuchamos el sonido característico de esos viejos trenes, los que de verdad pasaban.
...
Al lado de la actividad social y política llegaron los primeros amores, Hirma con H, Stella y otras tantas jóvenes que jugaban a tomarse en serio la vida. La verdad es que los días de William siempre fueron intensos, aún en ese nacimiento a la vida política, en ese despertar y aprendizaje del abc. Pero no dejamos de ir a la piscina o al parque de La Isleta aunque otras salidas, yo las prefería con el Héctor por rumbero, William estaba demasiado pequeño y Jairo con su sentido de intelectual sólo me invitaba a reuniones a cine o a teatro.
...
Así entre la cotidianidad, la familia y el compromiso político llegó a sus 28 años al Comité Central y al Comité Ejecutivo. Luego sería el vocero Oficial del Partido y el EPL en el proceso de diálogo y negociación con el gobierno de Belisario Betancur quien lo llamó para hacer parte de la Comisión de Paz. Durante este periodo lanzó la propuesta más atrevida que la izquierda hiciese: Una Asamblea Nacional Constituyente elegida por el constituyente primario, el pueblo, el ciudadano, la ciudadana con el objetivo de reformar la constitución para abrir paso a un proceso democrático en Colombia. Ese fue el origen de la actual constitución de 1991.
El 20 de noviembre de 1985 el centro de Bogotá fue militarizado. ¿Por qué? Cerca de las siete de la noche lo sabríamos. Oscar William Calvo Ocampo, fue asesinado en la carrera 13 con calle 42, dentro de una farmacia junto a Alejandro Arcila y Ángela Trujillo, dirigentes de la Juventud Revolucionaria de Colombia.
Fue asesinado con tan sólo 32 años, fue asesinado por el ejército tal como lo dieron a conocer diferentes organizaciones de Derechos Humanos en Europa en un voluminoso documento “Terrorismo de Estado en Colombia”.
Murió un hombre, un político brillante, un rumbero, gozador de la vida, un avanzado para su momento, un hijo que reclamaba mimos y la lentejas que hacía su madre, un dirigente que le dedicó su vida entera a la revolución, a un cambio que nunca vio y que no hemos visto.

30 de septiembre de 2008

Colombia necesita una izquierda de centro

En la casa, la oficina, el bus, la cantina, la cafetería, las colombianas y colombianos hablamos de política. Lo hacemos todos los días, no sólo por las consultas internas de los partidos que se harán el próximo 26 de octubre sino por la urgencia de un cambio que no está ni en la selva ni en las propuestas del inquilino de la casa de Nariño.

Colombia necesita un partido de izquierda centro que defienda y profundice los alcances del espíritu de la constitución de 1991.
Un partido que responda a las necesidades de aquí, que no importe propuestas. No cabe el neoliberalismo, no cabe la socialdemocracia (se consolidó en países industrializados que dependían de otros países sin ese derecho), no cabe…no cabe…construyamos nuestro propio camino.
Que llegue a los sitios más recónditos de este país y que lo integren hombres y mujeres de todos los sectores sociales.
Un partido que de sepultura a las acciones neofascistas que han logrado desestructurar el recorrido de procesos democráticos.
Un partido que diga no a la guerra, no a las armas y su camino sea el de la negociación.
Un partido que des institucionalice las prebendas, el clientelismo y la corrupción.
Que diga no a las nuevas élites de la vieja izquierda que empiezan a tomar forma.
Un partido que con una nueva forma de hacer política, no copie los vicios de los viejos partidos. Abierto, pluralista, solidario y con vocación de construir desde muchas voces.
Un partido que sepa que la política no son sólo las elecciones.
¿Cuánto más podemos agregarle al Partido de Izquierda Centro que necesita este país?

6 de agosto de 2008

Chocó/ Niños embera continúan muriendo por indolencia estatal

COMUNICADO OREWA

Mientras el gobierno nacional alardea de sus logros los niños indígenas del Chocó se siguen muriendo por desnutrición

SIEC. Actualidad Étnica, 25/07/2008, La Asociación de Cabildos Indígenas del Chocó nuevamente llama la atención de la opinión publica nacional e internacional sobre la grave situación de salud de los pueblos indígenas en el Departamento del Chocó.

El pasado 14 de Julio de 2008, fueron trasladados desde la comunidad de Conondo, ubicada en el resguardo Indígena Tahami del Alto Andágueda municipio de Bagado, hasta Quibdó, 17 niños y niñas junto con sus madres, con problemas graves de desnutrición, enfermedades gastrointestinales, TBC y otras que ya han causado la muerte de cinco infantes al interior de la comunidad.

El día 16 fueron remitidos otros 14 infantes y 15 adultos en las mismas circunstancias. Aunque esta emergencia está siendo atendida por CAPRECOM e ICBF, queda una vez más en evidencia que la situación de crisis alimentaria y de salud en todas las comunidades indígenas del Departamento del Chocó es grave y requiere no solo de la coordinación de todas las instancias gubernamentales sino de acciones contundentes para darle solución a esta problemática y nuestros pueblos no sigan muriendo.

La información que posee la Asociación es que del Alto Baudó, en el Resguardo de Catrú se requiere la evacuación de por lo menos 75 niños y adultos indígenas que se encuentran en las mismas condiciones.

Las causas están siendo generadas en algunas zonas por la restricción que impone la Fuerza Pública a la entrada de alimentos a las comunidades indígenas aduciendo que son “para la guerrilla”, incluso comida que es para los restaurantes escolares y los desayunos infantiles. En otras zonas, algunos de los productos de pan coger no se han podido cosechar dado que - es ha entrado “enfermedad y se han secado”, cuando no se lo comen los actores armados, quienes también restringen a los indígenas la posibilidad de ir a sus fincas.

No queremos que mueran más niños y niñas por desnutrición. Esta grave situación está demostrando la falta de acciones tendientes a prevenir la morbimortalidad materno infantil. El servicio de salud no llega a las comunidades indígenas y los enfermos no alcanzan a llegar a los servicios por las distancias tan lejanas y de difícil acceso y cuando llegan a la ciudad la tramitomanía y el paseo de la muerte no sólo acaban con la paciencia, sino con la vida de los pueblos indígenas.

Hacemos un llamado al Gobierno Nacional, a las instituciones prestadoras del servicio de salud como a la ARS que tienen contratos para atender el régimen Subsidiado para pueblos indígenas y a los organismos de control para que se organice un plan permanente de atención y para que se le de seguimiento a los acuerdos y obligaciones que tiene las diferentes entidades.

Por ultimo hacemos un llamado a la ciudadanía del Departamento para que colaboren con la Casa de Recuperación de enfermos que tenemos en la Vía a Yuto, sector puente Cabi con toldillos, colchonetas, pañales y elementos de aseo

Consejo de Autoridades

http://www.etniasdecolombia.org/actualidadetnica

28 de mayo de 2008

Asesinaron a un poeta

Para: Amparo, Fabiola, Pastora, Oscar Iván y familia.


Muy temprano conocimos la trágica noticia del asesinato de Andrés Felipe a manos de los victimarios de siempre. Una voz más de denuncia que silencian en Colombia ante la sórdida y cómplice mirada del poder y sus distintos resortes. Con el crimen de Andrés Felipe no sólo han asesinado a una flor en primavera como diría en su momento el también asesinado poeta Jesús Chucho Peña, sino que los perpetradores de la peor laya han querido acabar una vez más con el valor cívico de quienes no se resignan a vivir en medio de la mentira, la corrupción, y, sobre todo, aceptando como normal todas las infamias que en el país se cometen por quienes se consideran legitimados para actuar con total impunidad y villanía.
Han cegado la vida de Andrés Felipe, es decir, han acabado con el río caudaloso que serpenteaba entre sus entraña; también han silenciado la guitarra que habitaba en su voz y sus manos, de igual modo, los perpetradores se fueron contra su palabra y su verso sencillo pero no menos duro, rocoso y demoledor.

Se ha marchado o mejor han hecho que el poeta se marche del reino de la vida antes de tiempo, sin embargo, Andrés Felipe, sin duda, tu palabra resonará hoy y siempre en nuestro corazones y guiará como tantas otras nuestro camino en la búsqueda y construcción de una sociedad en donde sea digno vivir y en donde uno llegue a morirse sólo de viejo y contando anécdotas.

Desde aquí y ahora hago llegar mis más sentido pésame a la familia de Andrés Felipe y asumo este dolor vuestro como propio, y ello en virtud de los lazos indisolubles que me unen de distintos modos a ustedes.

Hasta siempre,

Hugo paternina Espinosa.

16 de abril de 2008

Soy feminista

Nunca he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie, cambio la vida: soy feminista. No soy ni amargada ni insatisfecha: me gusta el humor, la risa, pero sé también compartir los duelos de las miles de mujeres víctimas de violencia: soy feminista. Me gusta con locura la libertad más no el libertinaje: soy feminista. No soy pro-abortista, soy pro-opción porque conozco a las mujeres y creo en su enorme responsabilidad: soy feminista. No soy lesbiana, y si lo fuera ¿cuál sería el problema? Soy feminista. Sí, soy feminista porque no quiero morir indignada. Soy feminista y defenderé hasta donde puedo hacerlo a las mujeres, a su derecho a una vida libre de violencias. Soy feminista porque creo que hoy día el feminismo representa uno de los últimos humanismos en esta tierra desolada y porque he apostado a un mundo mixto hecho de hombres y mujeres que no tienen la misma manera de habitar el mundo, de interpretarlo y de actuar sobre él. Soy feminista porque me gusta provocar debates desde donde puedo hacerlo. Soy feminista para mover ideas y poner a circular conceptos; para deconstruir viejos discursos y narrativas, para desmontar mitos y estereotipos, derrumbar roles prescritos e imaginarios prestados. Soy feminista para defender también a los sujetos inesperados y su reconocimiento como sujetos de derecho, para gays, lesbianas y transgeneristas, para ancianos y ancianas, para niños y niñas, para indígenas y afrodescendientes y para todas las mujeres que no quieren parir un solo hijo más para la guerra. Soy feminista y escribo para las mujeres que no tienen voces, para todas las mujeres, desde sus incontestables semejanzas y sus evidentes diferencias. Soy feminista porque el feminismo es un movimiento que me permite pensar también en nuestras hermanas afganas, ruandesas, croatas, iraníes, que me permite pensar en las niñas africanas cuyo clítoris ha sido extirpado, en todas las mujeres que son obligadas a cubrirse de velos, en todas las mujeres del mundo maltratadas, víctimas de abusos, violadas y en todas las que han pagado con su vida esta peste mundial llamada misoginia. Sí, soy feminista para que podamos oír otras voces, para aprender a escribir el guión humano desde la complejidad, la diversidad y la pluralidad. Soy feminista para mover la razón e impedir que se fosilice en un discurso estéril al amor. Soy feminista para reconciliar razón y emoción y participar humildemente en la construcción de sujetos sentipensantes como los llama Eduardo Galeano. Soy feminista y defiendo una epistemología que acepte la complejidad, las ambigüedades, las incertidumbres y la sospecha. Sé hoy que no existe verdad única, Historia con H mayúscula, ni Sujeto universal. Existen verdades, relatos y contingencias; existen, al lado de la historia oficial tradicionalmente escrita por los hombres, historias no oficiales, historias de las vidas privadas, historias de vida que nos enseñan tanto sobre la otra cara del mundo, tal vez su cara más humana. En fin soy feminista tratando de atravesar críticamente una moral patriarcal de las exclusiones, de los exilios, de las orfandades y de las guerras, una moral que nos gobierna desde hace siglos. Trato de ser feminista en el contexto de una modernidad que cumple por fin sus promesas para todos y todas. Como dice Gilles Deleuze "siempre se escribe para dar vida, para liberarla cuando se encuentra prisionera, para trazar líneas de huida". Sí, trato de trazar para las mujeres de este país líneas de huida que pasen por la utopía. Porque creo que un día existirá en el mundo entero un lugar para las mujeres, para sus palabras, sus voces, sus reivindicaciones, sus desequilibrios, sus desórdenes, sus afirmaciones en cuanto seres equivalentes políticamente a los hombres y diferentes existencialmente. Un día, no muy lejano, espero, dejaremos de atraer e inquietar a los hombres; dejaremos de escindirnos en madres o putas, en Marías o Evas, imágenes que alimentaron durante siglos los imaginarios patriarcales; habremos aprendido a realizar alianzas entre lo que representa María y lo que significa Eva. Habremos aprendido a ser mujeres, simplemente mujeres. Ni santas, ni brujas; ni putas, ni vírgenes; ni sumisas, ni histéricas, sino mujeres, resignificando ese concepto, llenándolo de múltiples contenidos capaces de reflejar novedosas prácticas de sí que nuestra revolución nos entregó; mujeres que no necesiten más ni amos, ni maridos, sino nuevos compañeros dispuestos a intentar reconciliarse con ellas desde el reconocimiento imprescindible de la soledad y la necesidad imperiosa del amor. Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse en lo ya pensado para nosotras, es extraviarse como lo expresaba tan bellamente esta feminista italiana Alessandra Bocchetti. Sí, no reconocerse en lo ya pensado para nosotras. Por esto soy una extraviada, soy feminista. Y lo soy con el derecho también a equivocarme.

Florence Thomas
Cofundadora del grupo Mujer y Sociedad
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
Marzo, 2008

7 de marzo de 2008

A esta guerra sólo le faltaba uranio, señor presidente

El lunes 3 de marzo, en Bogotá, en los buses de transporte urbano en Transmilenio, en las cafeterías, restaurantes, clínicas, en cualquier lugar que hubiese más de un ciudadano o ciudadana, la conversación era una: la muerte en Ecuador a manos del ejército colombiano, del dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, Raúl Reyes.
El país parecía esquizofrénico. En todas las emisoras las noticias parecían uniformadas, por ningún lado se escuchaban las voces plurales de la calle. Ese respaldo unánime a Uribe es más que sospechoso. Es cierto que tampoco la guerrilla tiene el apoyo popular pero el pueblo colombiano tiene derecho a conocer todas las versiones y no el unimismo de los medios.
Es cierto que este es una país con un conflicto armado que el presidente Álvaro Uribe quiso esconder cuando prohibió la palabra conflicto del diccionario colombiano, pero resulta que estamos es en guerra.
Ya no tendremos que hablar de la socialización de la violencia sino de la internacionalización de la guerra porque los actores armados, incluido el gobierno, decidió pasarse al territorio del vecino. El gobierno para atacar a la ilegalidad se apropio de ella. El gobierno de Colombia no controla sus fronteras y exige a sus vecinos que las controlen.
Pero lo menos que sabemos los colombianos y las colombianas es la verdad. ¿Será posible que sobre un campamento que caen bombas, queden intactos los computadores que además guardan el secreto que la guerrilla comercia en el mercado negro con uranio? Es extraño porque es el único componente que faltaba a esta guerra para que se tenga un elemento más para enmarcarla dentro de los nuevos conceptos impuestos sobre terrorismo. ¿Quiere el señor Uribe otro Irak?
¿Qué hace tanto militar norteamericano en el territorio colombiano? Quizá el presidente Ernesto Samper y el vicepresidente Francisco Santos recuerden un seminario en la Universidad de Alcalá de Henares en el que les pareció absurda y casi demencial la afirmación de que Estados Unidos tuviese uniformados en nuestro territorio. Hoy es una realidad, que se veía venir hace muchos años.
¿Qué se pretende? Resolver el conflicto armado en Colombia? o ¿desestabilizar la zona para derrocar gobiernos incómodos? El pensamiento único señores, el pensamiento único y ¿un Tratado de Libre Comercio que entregue el territorio colombiano a los intereses norteamericanos?. Pensé que cuando el preámbulo de la Constitución de 1991 le devolvía la soberanía al pueblo, porque antes estaba en manos de Dios, era de verdad. Hoy la soberanía está en manos de Uribe.

5 de febrero de 2008

Memoria, violencia política y medios de comunicación en Colombia

Presentación
Las décadas posteriores al Frente Nacional (1970 – 1990), fueron de una gran beligerancia política, marcadas por el establecimiento y fortalecimiento de movimientos insurgentes tanto políticos como armados, quienes debido a la exclusión de una “democracia” bipartidista y tomando como ejemplo las manifestaciones internacionales, encontraron por esta vía, la búsqueda de un cambio de trascendencia en el país. En la década del 60 el triunfo de revoluciones como la Cubana y en 1949 la China, mostraban como posible la utopía socialista y la marcada contradicción política resultado de la guerra fría mostraba un panorama mundial bipolar entre dos sistemas irreconciliables. En Colombia después de firmada la tregua entre las elites políticas del país en 1957 se fortalece el poder centralista de una sola clase, excluyendo a su sector mas popular al olvido o condenándolos a su muerte, el caso mas marcado fue el asesinato sistemático de los lideres de las guerrillas liberales o su condena al exilio político, razones que permiten el surgimiento de varios movimientos armados en el país como las FARC, el ELN y el EPL, los cuales se nutren de estos lideres y de otros inconformes con la nueva realidad colombiana. El crecimiento de movimientos insurgentes en nuestro país condujo a un escalonamiento del conflicto, en torno a las teorías “Mcartistas” de muerte al comunismo, lo que condeno a los lideres progresistas de toda índole o simpatía a su muerte, fortaleciendo por un lado el movimiento guerrillero y recrudeciendo la violencia política con estrategias de tal magnitud que escandalizaron al mundo sensible, debido a su inclemencia e impunidad. El recrudecimiento del conflicto colombiano al cual se le insertaban nuevos actores antes no tan visibles, pero que acompañaron la realidad colombiana, ejerciendo una labor económica como el caso del Narcotráfico o de juego sucio como el fenómeno del Paramilitarismo, motivaron a algunos movimientos a bajarle el tono de barbarie al conflicto que conmovía al país. Por lo cual se plantea una tregua por parte de algunos movimientos guerrilleros y se llama a un dialogo nacional. Lastimosamente para el país el único dialogo que se escucho fue el del fusil. A la eliminación de los voceros públicos de los movimientos guerrilleros, le siguieron la desaparición, tortura y muerte de miles de líderes de izquierda, lo que callo para siempre los ideales políticos de un movimiento popular en asenso, beneficiando otra vez a una elite política. La esperanza que se sembró en un cambio constitucional y el carácter progresista de la Constitución Política de 1991 abrió nuevos caminos de participación, los cuales se han difuminado en el discurso de exclusión de los gobiernos siguientes al cambio constitucional y su acento de polarizacion, que intenta dejar el papel político de la izquierda en Colombia de lado para mostrarlos como simples bandoleros. Lo que motiva el abrir espacios de encuentro y discusión, sobre la memoria, la violencia política y el papel de los medios de comunicación en la creación de un discurso invizibilador. Por lo cual este ciclo de conferencias se plantea como el inicio de un espacio de debate que incluya a los interesados: estudiantes, profesores, lideres populares, comunicadores y en general a todos los que desde el pensamiento progresista quieran dialogar no con el fusil sino con su voz o cualquier expresión artística sobre la realidad política en nuestro país.

Memoria, violencia política y medios de comunicación en Colombia
(1970 – 1991)

FEBRERO 7 : Presentación del ciclo. Ponencia: Memoria, clandestinidad y conflicto. Fernando Ramírez. Licenciado en Ciencias Sociales. Investigador y escritor
Debate
FEBRERO 14: Presentación del video "Al otro lado del fuego", conmemoración del aniversario XXI del asesinato de Ernesto Rojas.
El papel político de la insurgencia en Colombia. Fabiola Calvo. Periodista y escritora. Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.
Debate
FEBRERO 21: Memoria histórica y medios de comunicación. Eduardo Márquz. Periodista, especialista en Procesos de Paz
Debate
FEBRERO 28: Los medios de comunicación en los diálogos de paz
Edelmiro Franco. Corresponsal para el Área Andina de la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex).
Debate
Casa Salmón. Calle 32 con carrera 13 , esquina, segundo piso. Bogotá.
Invitan: Salmón Cultural y Cuervo 96