24 de abril de 2006
Las radios comunitarias, una necesidad y un derecho
En Salamanca, sesionó
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España (Foto superior Fernanda
y Eva de Radio Paca en Barcelona y Lucía de Radio vallekas
en Madrid, todas integrantes de la red Internacional de
Mujeres Periodistas y Comunicadoras)
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
Las radios comunitarias, una necesidad y un derecho
En Salamanca, sesionó
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
Las radios comunitarias, una necesidad y un derecho
En Salamanca, sesionó
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
Las radios comunitarias, una necesidad y un derecho
En Salamanca, sesionó
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
el 21, 22 y 23 de abril, la Red Estatal de Medios
Comunitarios, con la presencia de 70 medios de
diferentes lugares de España
La libertad de expresión, informar y estar informado, son pilares de la actual democracia, son derechos recogidos en el artículo 19 de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en las diferentes constituciones cuyos Estados son de derecho
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, reza el citado artículo.
Sabemos que no son suficientes las declaraciones, y no por las interpretaciones que puedan sucederse sino por la ya eterna pero no menos actual cantaleta sobre la privatización que alcanzó hasta el aire y el agua. ¿Quién lo iba a decir hace unos cincuenta años? Pero lamentablemente, la economía va tan de prisa que los movimientos sociales no logran reaccionar a tiempo, a lo cual se suma la falta de claridad en los caminos a seguir, la falta de madurez y profundización y hasta la falta de conocer o tener en cuenta otras experiencias.
Y es la privatización de los medios, los espacios, que tiene en riesgo a las radios comunitarias. El derecho que por la vía de hecho lograron estos medios en España, hoy peligra. No es fácil abrir camino después de 40 años de dictadura, no es fácil construir democracia desde abajo y mucho más aún: Consolidarla. Aún así, cientos de jóvenes desde hace más de veinte años y hoy otros, se lanzaron a la tarea de conquistar un dial, de organizar a su comunidad, de contribuir en su educación, en el cambio de roles. En últimas, en la apuesta por la democracia.
Las radios comunitarias o como se autodenominan, radios libres, abrieron y siguen abriendo un espacio para los jóvenes del barrio, para las mujeres en la búsqueda y el conocimiento de sus derechos; a los y las inmigrantes.
Se dirigen a los amplios sectores que olvidan los partidos y que recuerdan en tiempos de elecciones. Esas radios encuentran invadido su espacio por otras piratas con lo cual afecta a la comunidad que es parte de ellas.
Aunque no esté planteado en términos de puente, las radios libres lo son entre la administración y la comunidad por lo que en el momento que se vislumbra una legislación, es preciso invocar el derecho que ya le corresponde a la Red Estatal de Medios Comunitarios y que desde ya debiera tener un lugar privilegiado en ese proceso que finalizará con la aprobación del parlamento.
El Encuentro Estatal de medios libres y comunitarios realizado el pasado fin de semana en Salamanca, pone un grano de arena en la función social y no económica que cumplen como medios, en el derecho a la información y en la aplicación a ese artículo 19.
17 de abril de 2006
Para celebrar el 75 aniversario de la II República
Ya ha empezado a funcionar la web www.memoriadelfuturo.org en la que
quien quiera puede adherirse al manifiesto Con orgullo, con modestia
y con gratitud.
Este hermoso texto, al que ya se han adherido cientos de personas, es el
pistoletazo de salida de un programa de actos e iniciativas diversas
de las que se informa en la misma web) que se llevarán a cabo para
celebrar el 75 aniversario de la II República en España.
Nos gustaría poder contar con tu apoyo en esta celebración difundiendo
entre las personas que creas conveniente este manifiesto. Para adherirse
hay que comprobar que no se esté en la lista de firmantes de la web
(para no duplicar la firma) en la que sólo tienes que seguir los pasos que
se indican para incluir el nombre.
Sólo tienes que reenviar este e-mail a quien creas y/o pinchar en
www.memoriadelfuturo.org
El manifiesto es una de las iniciativas que ha emprendido una especie
de comité o grupo espontáneo de amigos con la intención de conmemorar
el 75 aniversario de la proclamación de la II República. Los miembros
de ese grupo emanado de la sociedad civil fueron, en principio, Luis
García Montero, Ángel González, Pepe Caballero Bonald, Almudena Grandes,
Emilio Silva (presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica), Benjamín Prado, Moncho Armendáriz, Azucena Rodríguez, Belén
Guerra (presidenta de la Fundación Contamíname y organizadora con la ARMH del Homenaje a los Republicanos de Rivas) y otros no tan conocidos.
Una vez más, gracias
¡Salud y República!
Rosana Torres
quien quiera puede adherirse al manifiesto Con orgullo, con modestia
y con gratitud.
Este hermoso texto, al que ya se han adherido cientos de personas, es el
pistoletazo de salida de un programa de actos e iniciativas diversas
de las que se informa en la misma web) que se llevarán a cabo para
celebrar el 75 aniversario de la II República en España.
Nos gustaría poder contar con tu apoyo en esta celebración difundiendo
entre las personas que creas conveniente este manifiesto. Para adherirse
hay que comprobar que no se esté en la lista de firmantes de la web
(para no duplicar la firma) en la que sólo tienes que seguir los pasos que
se indican para incluir el nombre.
Sólo tienes que reenviar este e-mail a quien creas y/o pinchar en
www.memoriadelfuturo.org
El manifiesto es una de las iniciativas que ha emprendido una especie
de comité o grupo espontáneo de amigos con la intención de conmemorar
el 75 aniversario de la proclamación de la II República. Los miembros
de ese grupo emanado de la sociedad civil fueron, en principio, Luis
García Montero, Ángel González, Pepe Caballero Bonald, Almudena Grandes,
Emilio Silva (presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica), Benjamín Prado, Moncho Armendáriz, Azucena Rodríguez, Belén
Guerra (presidenta de la Fundación Contamíname y organizadora con la ARMH del Homenaje a los Republicanos de Rivas) y otros no tan conocidos.
Una vez más, gracias
¡Salud y República!
Rosana Torres
10 de abril de 2006
Semana Santa en Sevilla, danza de los sentidos
Sevilla, capital de Andalucía, en el esplendor de su primavera hace gala de la semana grande. Algunos expresarán su fervor religioso y una gran mayoría gozará del arte barroco puesto en escena en las calles de la ciudad de cerca de dos millones de habitantes.
La Semana Santa en Sevilla está lejos de ser la de las ciudades y pueblos de Castilla que ahondan en el dolor y el desagarro. En la tierra de grandes cantaores reina la espontaneidad sin que por ello dejen el carácter ceremonial que imponen los rituales.
Las diferentes formas de conmemorar, dejan implícita las diferencias que manifiestan los pueblos al expresar sus sentimiento. No obstante, en un sitio y en otro, la iglesia católica se está vaciando de contenido.
“Las masas”, los hombres y mujeres creyentes que necesitó convocar la iglesia después de la Reforma, hoy se alejan del conservadurismo, la ortodoxia y pensamiento medieval de Roma. Las solas declaraciones del Papa sobre sexo (relaciones de pareja, matrimonio de homosexuales, preservativos, aborto) provocan escozor con los cambios logrados tras largas batallas.
Nos informa la Fundación Santa María, que en sólo diez años, el número de jóvenes españoles que se declara católico ha bajado del 77% a 49%, además dice el estudio que la iglesia católica es la institución que más desconfianza despierta entre los jóvenes.
La iglesia católica, enfrentada a la reforma propuesta por Lutero apoyó en forma decidida en el concilio de Trento (Convocado en 1559 por Paulo III y en 1562 por Pio IV), con todas las manifestaciones exteriores de religiosidad, entre ellas los actos procesionales fuera de los templos como un arma en contra de las ideas reformistas, no dice Mario perafán en Apuntes históricos sobre las procesiones de la Semana Santa de Popayán (Colombia).
Es imposible no emocionarse ante el paso de un cristo que desde un palio muestra el dolor que un artista nos transmite; ante una virgen que vestida con finos bordados se mece sensualmente por el vaivén de los costaleros; o ante los arreglos florales o los exquisitos olores a incienso en la ciudad de Francisco de Zurbarán.
Es imposible no emocionarse con la música salida del corazón de los músicos que aprisionan instrumentos de viento o percusión y al lado, un sevillano o una sevillana diciendo: Esta es la del Silencio, la de la Macarena, la Esperanza…
Es una danza de los sentidos tras una puesta en escena o tras el fervor de los penitentes de las múltiples cofradías que no por ello dejan de ser poderosas o estar cargadas de connotaciones políticas.
3 de abril de 2006
La patria asesinadita
Por Juan Manuel Roca
Tomado de Cronopios, Miércoles 1º de marzo de 2006,
El siguiente texto fue leído el viernes pasado por el poeta Juan Manuel Roca durante el Encuentro de artistas e intelectuales que respaldan la candidatura presidencial de Carlos Gaviria Díaz:
Buenas noches:
Al expresar con convicción algunos motivos por los que creo que Carlos Gaviria Díaz debe ser el próximo presidente de Colombia, me resulta imposible no ver su figura en evidente contravía con el talante del actual gobernante de algunos colombianos. No sólo porque Carlos Gaviria, como claro constructor de democracia está en el lado opuesto de la balanza autoritaria, sino porque acudiendo a la metáfora de un creador de imposibles, Joao Guimaraes Rosa, se constituye en la tercera orilla del río. Las otras dos orillas, la de la barbarie y la de la civilización, parecen no verse, parecen darse la espalda de manera irrevocable. Una tercera orilla, que es la que creo que encarna Carlos Gaviria, es la que condena desde el secuestro (todo secuestro es fascista), hasta el hecho de otorgarle investiduras de prohombres al para-militarismo, a los que han ayudado a crear un proyecto de expoliación que resulta una contra-reforma agraria sin que haya existido una reforma.
El país está, ya lo hemos dicho muchos de los adherentes a esta
candidatura, en un momento que no admite la apatía. Una apatía, una nata de escepticismo que está montada en el trípode del hastío político, del miedo y la miseria.
No es exagerado afirmar que estamos en una encrucijada histórica en la que habrá de definirse la suerte o la desgracia nacional. Tal vez por esos motivos, y sabiendo que Carlos Gaviria es alguien proveniente de la Academia y la Cultura, cerca de 900 artistas e intelectuales firmamos una carta de apoyo a su candidatura, algo sin precedentes en la historia de las candidaturas presidenciales en
Colombia.
El proyecto no por coherente menos siniestro del actual mandatario, la entronización de los grandes señores de la guerra sucia más que como interlocutores como capataces, la soberanía de la nación entregada a retazos a un tratado que ni es libre ni es de comercio, las leyes que perdonan a los victimarios pero olvidan a las víctimas, el desdén y el cerco a la cultura, la supresión de cualquier interés en las artes, las capturas masivas de personas que no distan para nada de las pescas milagrosas de la guerrilla, el intento de acallar todo disenso, son apenas algunos rasgos de la historia clínica del momento colombiano.
Repito, entre la civilización o, mejor, el llamado a una civilidad que
encuentro en Carlos Gaviria y el talante bárbaro de las realizaciones uribistas, el péndulo señala una hora infortunada de polarizaciones. Gaviria Díaz no niega que haya un conflicto armado.
Uribe lo niega y sigue investido de una verdad sin asidero, como aquel reyezuelo al que los niños advertían que iba desnudo en su andadura por las calles, pero al que sus cortesanos le celebraban su atuendo invisible. Tantas barbaries como las que hemos padecido en el país, tantos quebrantos y frustraciones, tantos desplazamientos y desapariciones, tantos despojos nos han dejado muchas heridas abiertas que pueden ser restañadas por una cultura viva y de manera significativa por el arte, por ese meridiano donde se debe debatir también el fin de la guerra y la búsqueda de una cohesión y una civilidad sin la servidumbre del colonizado, hasta que logremos detener el desangre. "Sólo los sacerdotes pueden pretender que el valor de una idea se mida por la cantidad de sangre que ha hecho derramar", decía con claridad cenital Simone Weil.
Carlos Gaviria es, entre todos los candidatos a la presidencia de
Colombia, el único que ha manifestado un interés real en debatir los problemas de la cultura en el país, como partícipe que ha sido de ella desde la creación de espacios y reflexiones de orden filosófico, histórico y jurídico. Nunca antes la izquierda civilizada ha tenido en Colombia un candidato más idóneo que Carlos Gaviria.
Lejos de un país que practica la autofagia, Gaviria no intenta suprimir el discurso de quienes piensan de manera diferente a la suya. Lejos de la hipnosis ayudada a crear en buena parte por los medios y por la falta de una cultura política, nuestro candidato es alguien que no impone sus ideas pero las debate desde su gran capacidad humanística y desde su vocación argumentativa. No hay
mesianismo en su discurso, pues sabe con Simone Weil que "vivimos una época privada de futuro". "La espera de lo que vendrá ya no es esperanza sino angustia", señalaba la formidable pensadora de las libertades y de la opresión social, como punto de
partida para examinarnos como miembros fundamentales de un momento puntual de la historia, de un momento puntual de una colectividad.
Quiero ya, para finalizar, hacerle una petición a nuestro candidato, una petición que no es tan banal como parece. Que la única restricción que ejerza durante su mandato sea la abolición de los diminutivos, a no ser que tengan un carácter irónico como en la célebre novela que Miguel Miura tituló "El Caso de la Mujer Asesinadita". Un título que, cambiándole la palabra Mujer por la palabra Patria, podría inspirar las memorias del primer, y ojalá último cuatrienio del actual presidente de la República.
Tomado de Cronopios, Miércoles 1º de marzo de 2006,
El siguiente texto fue leído el viernes pasado por el poeta Juan Manuel Roca durante el Encuentro de artistas e intelectuales que respaldan la candidatura presidencial de Carlos Gaviria Díaz:
Buenas noches:
Al expresar con convicción algunos motivos por los que creo que Carlos Gaviria Díaz debe ser el próximo presidente de Colombia, me resulta imposible no ver su figura en evidente contravía con el talante del actual gobernante de algunos colombianos. No sólo porque Carlos Gaviria, como claro constructor de democracia está en el lado opuesto de la balanza autoritaria, sino porque acudiendo a la metáfora de un creador de imposibles, Joao Guimaraes Rosa, se constituye en la tercera orilla del río. Las otras dos orillas, la de la barbarie y la de la civilización, parecen no verse, parecen darse la espalda de manera irrevocable. Una tercera orilla, que es la que creo que encarna Carlos Gaviria, es la que condena desde el secuestro (todo secuestro es fascista), hasta el hecho de otorgarle investiduras de prohombres al para-militarismo, a los que han ayudado a crear un proyecto de expoliación que resulta una contra-reforma agraria sin que haya existido una reforma.
El país está, ya lo hemos dicho muchos de los adherentes a esta
candidatura, en un momento que no admite la apatía. Una apatía, una nata de escepticismo que está montada en el trípode del hastío político, del miedo y la miseria.
No es exagerado afirmar que estamos en una encrucijada histórica en la que habrá de definirse la suerte o la desgracia nacional. Tal vez por esos motivos, y sabiendo que Carlos Gaviria es alguien proveniente de la Academia y la Cultura, cerca de 900 artistas e intelectuales firmamos una carta de apoyo a su candidatura, algo sin precedentes en la historia de las candidaturas presidenciales en
Colombia.
El proyecto no por coherente menos siniestro del actual mandatario, la entronización de los grandes señores de la guerra sucia más que como interlocutores como capataces, la soberanía de la nación entregada a retazos a un tratado que ni es libre ni es de comercio, las leyes que perdonan a los victimarios pero olvidan a las víctimas, el desdén y el cerco a la cultura, la supresión de cualquier interés en las artes, las capturas masivas de personas que no distan para nada de las pescas milagrosas de la guerrilla, el intento de acallar todo disenso, son apenas algunos rasgos de la historia clínica del momento colombiano.
Repito, entre la civilización o, mejor, el llamado a una civilidad que
encuentro en Carlos Gaviria y el talante bárbaro de las realizaciones uribistas, el péndulo señala una hora infortunada de polarizaciones. Gaviria Díaz no niega que haya un conflicto armado.
Uribe lo niega y sigue investido de una verdad sin asidero, como aquel reyezuelo al que los niños advertían que iba desnudo en su andadura por las calles, pero al que sus cortesanos le celebraban su atuendo invisible. Tantas barbaries como las que hemos padecido en el país, tantos quebrantos y frustraciones, tantos desplazamientos y desapariciones, tantos despojos nos han dejado muchas heridas abiertas que pueden ser restañadas por una cultura viva y de manera significativa por el arte, por ese meridiano donde se debe debatir también el fin de la guerra y la búsqueda de una cohesión y una civilidad sin la servidumbre del colonizado, hasta que logremos detener el desangre. "Sólo los sacerdotes pueden pretender que el valor de una idea se mida por la cantidad de sangre que ha hecho derramar", decía con claridad cenital Simone Weil.
Carlos Gaviria es, entre todos los candidatos a la presidencia de
Colombia, el único que ha manifestado un interés real en debatir los problemas de la cultura en el país, como partícipe que ha sido de ella desde la creación de espacios y reflexiones de orden filosófico, histórico y jurídico. Nunca antes la izquierda civilizada ha tenido en Colombia un candidato más idóneo que Carlos Gaviria.
Lejos de un país que practica la autofagia, Gaviria no intenta suprimir el discurso de quienes piensan de manera diferente a la suya. Lejos de la hipnosis ayudada a crear en buena parte por los medios y por la falta de una cultura política, nuestro candidato es alguien que no impone sus ideas pero las debate desde su gran capacidad humanística y desde su vocación argumentativa. No hay
mesianismo en su discurso, pues sabe con Simone Weil que "vivimos una época privada de futuro". "La espera de lo que vendrá ya no es esperanza sino angustia", señalaba la formidable pensadora de las libertades y de la opresión social, como punto de
partida para examinarnos como miembros fundamentales de un momento puntual de la historia, de un momento puntual de una colectividad.
Quiero ya, para finalizar, hacerle una petición a nuestro candidato, una petición que no es tan banal como parece. Que la única restricción que ejerza durante su mandato sea la abolición de los diminutivos, a no ser que tengan un carácter irónico como en la célebre novela que Miguel Miura tituló "El Caso de la Mujer Asesinadita". Un título que, cambiándole la palabra Mujer por la palabra Patria, podría inspirar las memorias del primer, y ojalá último cuatrienio del actual presidente de la República.
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