Fabiola Calvo
Sin entrar en disertaciones políticas o ideológicas, las mujeres en Colombia son unas berracas y cuando es “misiá berraca”, quiere decir que si no lo hace ella, no lo hace nadie.
Ahora que los notables de la lengua castellana concluyeron el cuarto congreso de la lengua española en Cartagena de Indias, ¿Qué habrán concluido sobre la palabra berraca? Mientras escribo la palabra, el sistema en el computador, rápido me corrige la ortografía, pero en Colombia tienen el debate si se escribe con B o con v
La Real Academia no la admite en ninguna de las acepciones que la utilizan en Colombia, pero el Instituto Caro y Cuervo de este país incluye en su diccionario los términos berraca, berraco, berraquera.
Para algunos es una palabra vulgar, pero podríamos interpretarla como una innovación en esta parte del Atlántico, digamos que es una aportación criolla como otras tantas.
A lo que vamos: Mujeres berracas en Colombia: Policarpa Salavarrieta, conocida como La Pola, organizadora y subversiva lucho por la independencia de España; Manuela Beltrán, mujer de pueblo que lanzó su primer grito en la plaza contra el gobierno español; Manuela Sáenz, revolucionaria de origen quiteño, vinculada a la gesta libertadora que recorría la Nueva Granada; y todas las que no alcanzamos a nombrar y las anónimas que tendremos que ir descubriendo.
¿Pero qué es una mujer berraca?
Conozcamos el término y la concepción de vida que encierra, de la mano de mujeres berracas.
Para Adriana Hurtado de 24 años, profesional en mercado y publicidad y funcionaria oficial, una mujer berraca “es aquella que ha roto los esquemas que la vida le ha trazado, que logra superar sus temores y transmiten esa fuerza a los demás. Y no sólo es una mujer luchadora, porque creo que todas las mujeres tenemos esa lucha diariamente, una mujer berraca tiene una gran curiosidad y unas ganas de comerse la vida que hace que sobresalga por encima de otras. No todas las mujeres somos igualmente berracas porque esa barraquera se le adormece a una o se despierta de acuerdo a las circunstancias”.
En su entorno cercano Adriana encontró al igual que Nubia, en su madre Erisinda, a una mujer berraca, “no sólo porque es mi primer referente sino porque le tocó romper con el machismo de la familia y romper con la tradición de un pueblo pequeño para el que lo habitual es que una mujer se case y tenga hijos. Ella quiso ser ella, estudió, ha trabajado toda su vida y sin dejar a la familia la ha arrastrado con ella”.
Además de Erisinda, la joven publicista admira la barraquera de Pastora, la madre de su suegra porque “una ve en sus ojos como teje el futuro y no se ha quedado en un pasado doloroso ni se acongoja por las situaciones que le han tocado el alma sino que ha seguido construyendo. ¡Es de una barraquera absoluta!
Nubia Edith Muñoz, tiene 24 años y es estudiante de enfermería. Paga sus estudios y sostiene a su hijo trabajando como empleada del servicio doméstico. Así estudió también su bachillerato.
Nos dice que una mujer berraca “es una mujer que hace de todo para salir adelante, que no ve obstáculos para hacer las cosas”
Con orgullo, Nubia dice que una mujer berraca que ha conocido, es su madre María Aladino. Lo dice poniendo énfasis y alargando cada una de las letras.
“Ella quedó viuda cuando nosotras éramos muy pequeñas. Para ella fue terrible porque el centro de la casa era él porque era quien trabajaba, llevaba el sustento a la casa. Ella, era una ama de casa que no salía a trabajar fuera y que siempre estaba pendiente de nosotras.
“Al perderlo a él… fue un golpe terrible para nosotras pero mi mamá tuvo una gran barraquera para salir adelante. Yo, que soy la mayor, tenía diez años y mis hermanas menores de ocho y siete años.
“Para ella fue muy duro irse a trabajar y dejarnos solas. Se enfrentaba a lo económico, sacar la casa adelante y nuestros estudios. Empezó a trabajar en cafeterías, restaurantes, heladerías, en lo que le saliera.
“La idea de ella fue siempre tener un trabajo que no le ocupara todo el tiempo para dedicarnos tiempo a nosotras pero le tocó en lo que saliera”.
Maria, la madre berraca de Nubia, trabaja hoy en una empresa como aseadora, con las garantías que no tuvo cuando pasaron los acontecimientos señalados por su hija.
También Cristina Spetch, de 45 años, de nacionalidad suiza, con 25 años residiendo en Colombia, actriz de teatro y directora ejecutiva de la Fundación Cultural Los Funámbulos, comentó lo que para ella es una mujer berraca.
“Es una mujer que encuentra caminos y supera todas las dificultades. Puede ser una mujer pobre, rica, con formación, sin formación. No importa”.
Esta europea, curtida en las tablas de la actuación, dice que en su trayectoria ha encontrado muchas mujeres berracas que no son famosas. Recordó a su vecina que tiene 80 años que lleva 17 años luchando por no dejarse sacar de su lote.
Así amigas del mundo que ya pueden decir que en cada uno de sus lugares existen mujeres berracas cuando quieran referirse a una mujer con talento, destreza, que se destaca por su fuerza física, inteligencia, valentía, coraje.
También pueden decir ¡Qué verraquera de trabajo! para significar que es muy, muy bueno. De tal manera que sigamos con esta berraquera, es decir, lo máximo, lo mejor.
A que están de acuerdo conmigo. Es berraquísimo luchar por lo que queremos. Pero eso sí, cuidado porque también una puede estar berraca cuando esta enfadada.
Y ¡Ojalá! que no tengan que decir, No tengo un berraco Euro, un berraco Dólar, un berraco yen, un berraco peso, un berraco Bolívar porque estarían muy pobres.
Hasta la próxima que regrese en pura berraca.
Publicado por SEMLAC
y Radio Vallekas